Luego de bloquear un penal de Cristiano Ronaldo, el portero de Irán Alireza Beiranvand se convirtió en una estrella durante un partido del grupo B en la Copa del Mundo 2018.

Sin embargo, no todo es tan fácil como parece y Beiranvand tiene un pasado de constante lucha que podría ser una inspiración para millones de personas en el mundo.

 

Portugal V Iran- Penal
Photo by Hector Vivas/Getty Images

Beiranvand nació en el seno de una familia nómada, siempre en movimiento a través del país en busca de pastizales para sus ovejas.  Como hijo mayor de la familia, era normal que desde muy pequeño trabajara para ayudar a sus padres.

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Su primer trabajo fue pastorear y cada vez que tenía tiempo libre jugaba al fútbol y «Dal Paran», un juego local, con sus amigos.  Dal Paran, implica arrojar piedras a largas distancias, algo que no pareciera tiene mucho que ver con el fútbol, pero años después ayudó a Beiranvand en su carrera.

A sus 12 años su familia se estableció en Sarabias, donde comenzó a entrenar con un equipo local como delantero.  No fue hasta que el portero de su equipo se lesionó que Beiranvand cambió a su posición actual.  Su familia sin embargo, para ese entonces su padre se opuso fuertemente al camino que estaba tomando.

Su padre como muchos, pensaba que el fútbol no era un trabajo real, y prefería que su hijo fuera un trabajador.

“A mi padre no le gustaba el fútbol, y me pidió que trabajara… incluso me rompió mi ropa y los guantes, por lo que jugué con las manos desnudadas varias veces” dijo Alireza a

El joven portero decidió huir y se fue a Teherán en busca de una oportunidad en uno de los clubes más grandes de la capital.

Con dinero prestado de un familiar, viajó en autobús y fue ahí donde conoció a un entrenador de fútbol, Hossein Feiz, quien dirigía un equipo local.  Feiz le ofreció entrenar en su club a cambio de dinero, pero Beiranvand no tenía dinero ni un lugar donde dormir.

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Pasó las noches alrededor de la Torre Azadi, donde muchos inmigrantes pobres se reunían, hasta que una noche un joven vendedor le ofreció una habitación en su casa.

Finalmente, Feiz aceptó darle la oportunidad de entrenar en su club sin que tuviera que pagar nada, y le pidió al capitán de su equipo que lo apoyara.   Beiranvand se quedó en la casa de uno de sus colegas durante dos semanas y luego comenzó a trabajar en una fábrica de costura, propiedad del padre de un compañero.

Su siguiente trabajo fue un lavado de autos, y debido a su altura se convirtió en un especialista en lavar camionetas SUV.

Un día se apareció la leyenda de Irán, Ali Daei, para limpiar su auto.  Los compañeros de Beiranvand lo intentaron animar a hablar con el exdelantero de Bayern Munich para ver si lo podía ayudar en su carrera futbolística.  Sin embargo, Beiranvand no se atrevió y prefirió encontrar su camino solo.

Beiranvand continuó luchando por su sueño, siempre en busca de un lugar donde dormir, y trabajando en diferentes lugares.  Después del lavado de carros trabajó en una pizzería y luego como limpiador de calles.  Aunque continuó jugando con clubes locales, no fue hasta sus 19 años que hizo su debut profesional con Naft Teherán.

En el 2014, su juego de infancia «Dal Paran» lo hizo famoso luego de que lanzar piedras en su niñez, le permitió lanzar la pelota mucho más que otros porteros y su asistencia de 70 metros contra Tractor Sazi llamó la atención de los medios extranjeros, una capacidad que sigue siendo su mayor fortaleza.

Beiranvand tiene 25 años, y actualmente juega como número 1 en los gigantes iraníes Persepolis F.C.

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La Copa Mundial 2018, le ha permitido ser portero de Irán por primera vez.  Su país ya no tiene más partidos libres, ya que fueron eliminados en la fase de grupos con un record de 1-1-1, pero el joven sigue siendo una gran amenaza para regresar en el 2022 como la gran estrella que es.

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